Entrevista a Nicolás
Breglia, Gran Maestre de la masonería argentina.
“TENEMOS MUCHO PARA
APORTAR AL PAÍS”*
por Juan Escobar
fotos de Leonardo Marino
La masonería, sobre cuyos orígenes se tejieron miles de
hipótesis, es una institución que ha tenido un papel fundamental en la configuración
de la modernidad occidental. Contribuyendo a establecer el mandato aún vigente
de la democracia moderna, que se sintetiza en las tres banderas de la
Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Miles, y más que miles, fueron también los libros que se
han escrito sobre sus misterios. Pero lo concreto son los hechos. Infinidad de
personalidades, de todos los ámbitos, de una gran diversidad de ideologías,
incluso muchas veces enfrentadas, han formado parte de sus filas.
La organización masónica, presente en el Río de la Plata
desde hace más de dos siglos, constituyó un factor político determinante desde
muy temprano en el devenir patrio.
El edificio principal de la Masonería Argentina exhibe
marcas de la Historia desde sus puertas. Es que la Gran Logia de la
Argentina de Libres y Aceptados Masones tiene una presencia indeleble
-aunque siempre discreta- en la Historia Argentina. Muchos de los hombres que
hicieron la historia del país recalaron en esas costas, al punto que se la
pueda considerar una especie de “Club de los Próceres Argentinos”.
Debate se acercó hasta su sede central, para
dialogar con Nicolás Breglia, actual Gran Maestre de la masonería
argentina con la idea de repasar algunos de los momentos clave de esa
trayectoria. Si algo se pone en evidencia a poco de hablar con él, es
justamente su pasión por la Historia.
Alguien que hojeara ese diccionario de biografías que es “La
masonería argentina a través de sus hombres” de Alcibíades
Lappas, casi una referencia obligada en la cuestión, podría llegar a la
conclusión de que es un libro que está lleno de calles...
Y tan es así, que en la época de Onganía, el dictador quiso
eliminar de las calles de Buenos Aires a los que eran masones. Entonces le
preguntaron si quería que la ciudad fuera como La Plata, para proceder a
numerar las calles, porque los masones eran una mayoría abrumadora.
El actual es un momento particular de la historia argentina
ya que nos encontramos entre dos bicentenarios, el de la Revolución de Mayo y
el de la Independencia, una etapa donde la masonería ha tenido una actividad
muy importante.
Es una etapa fundacional del país donde la masonería asumió un
papel preponderante. En la Revolución de Mayo de 1810, la que actúa es la Logia
Independencia. Estaba presidida por Julián Álvarez, que es uno de los grandes
patriotas argentinos olvidados. Se lo conoce mucho más en el Uruguay -donde
llegó a ser presidente del Supremo Tribunal de Justicia- que acá en Buenos
Aires, a pesar del protagonismo que tuvo en esta etapa. Y estamos hablando de
una revolución donde se destituye nada menos que a un Virrey. Sin embargo
todavía hay quienes plantean sus dudas respecto de su carácter revolucionario.
¿Cómo se forma la logia Independencia?
Aparece una Logia Independencia a fines del siglo XVIII, 1795
aproximadamente. Era una logia que llamaban de los franceses y es a la
que se incorporan Belgrano y Castelli. Comienzan a trabajar en esa logia,
después tienen alguna participación contra las invasiones inglesas. También
aparece otra Logia en el año 1804 que es la de “San Juan de Jerusalén para
la felicidad de esta parte de América” que va a trabajar en el mismo
sentido y se va a disolver en el año 1810.
Una vez depuesto el virrey, cuando el partido de los españoles
quiere recuperar el poder y nombran una junta el 24 de mayo con el mismo virrey
a la cabeza, se reúnen los miembros de la Logia Independencia y los obligan a
renunciar, prácticamente a punta de pistola. Es así que el desarrollo del 25 de
mayo no es precisamente lo que podríamos llamar pacífico. Hubo movimiento de
tropas en la calle, donde el cuerpo de Patricios, que eran veteranos de las
invasiones inglesas, es el que tiene mayor poder de fuego. Y es con ese
respaldo que se logra imponer nuestra Primera Junta de gobierno. En esta
junta son todos masones con excepción de Azcuénaga.
La cara visible de la revolución ante la sociedad era lo que
se llamaba la Sociedad de los Siete, integrada por Saavedra, Belgrano,
Castelli, Pueyrredón, Moreno, Vieytes y Nicolás Rodríguez Peña. Ellos llevaban
adelante los lineamientos políticos que se establecían en la logia
Independencia, que actuaba en secreto. La presencia de la masonería va a seguir
siendo determinante en lo sucesivo, ya que tanto en el Primero como en el
Segundo Triunvirato todos sus integrantes son masones. La asamblea del año XIII
prácticamente está dirigida y conducida en su totalidad por hombres de la
masonería.
Ya estamos hablando aquí de la Logia Lautaro.
La logia Lautaro es la que empieza a tomar un papel
preponderante a partir de 1812, pero la base sobre la que se despliega es la
Logia Independencia que impulsó y encabezaba Julián Álvarez.
Ahora, lo que resulta interesante de la Logia Lautaro es que
se organiza en cinco grados o niveles. En los tres primeros grados cuyos integrantes
son los soldados, está presidida por Julián Álvarez. Después está el grado 4
que son los que ocupan cargos en la administración pública y el grado 5 que son
los jefes revolucionarios. En ese grado 5 están Carlos María de Alvear, San
Martín, Zapiola, Chilavert, los que tenían la responsabilidad de conducir el
proceso.
Volviendo a la Asamblea del año XIII, es un momento donde
la logia Lautaro cobra mayor protagonismo.
La logia Lautaro que se forma en el año 1812 es la que empieza
a presionar para declarar la independencia en 1813. En la Asamblea del año
XIII, si bien no se llega a declarar la independencia ni a sancionar una
Constitución, que eran sus objetivos centrales, se aprueban toda una serie de
derechos y de principios que propone la masonería. De manera que se trata
claramente de un primer avance donde ya empieza a manifestar todo un ideario de
sociedad, basado en los principios de la masonería.
Hay una gran incertidumbre en ese momento que lleva a que no
se decidan definitivamente por la independencia y creo que se relaciona con la
Constitución de Cádiz de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”, que es la
primera constitución sancionada en España. Es que se trata de una constitución
liberal, una de las más liberales de su tiempo, donde el monarca ya no tiene el
poder absoluto, sino que hay un poder parlamentario. Por otra parte esa
constitución hace extensivo el carácter de ciudadanos a todos los miembros del
imperio, incorporando también a los nacidos en tierras americanas. Además permite
nombrar representantes de los virreinatos. Significó un avance democrático
impensable para la época, que estuvo a punto de salvar la integridad del
imperio.
Sin embargo el proceso independentista continúa su curso.
Porque esa constitución no dura más de dos años, hasta que
vuelve al trono Fernando VII y la deroga. Ahí entonces, no quedan dudas del
camino a seguir, que va a llevar a la declaración de la Independencia en 1816,
donde también tiene la masonería una participación muy importante como una continuidad
del trabajo realizado por la logia Lautaro. Tanto el presidente del congreso,
Francisco Narciso de Laprida, como sus dos secretarios, Serrano y Juan José
Paso pertenecen a la masonería.
De todas maneras, todavía nos encontramos en un momento de la
historia donde el proyecto de gobierno es de una monarquía constitucional, que
es el que dominó esa primera etapa de la Argentina. Incluso hay que tener en
cuenta que los colores celeste y blanco son los colores dentro de la masonería,
de la monarquía constitucional. Porque la masonería tiene dos vertientes, una
es la sajona que plantea la monarquía constitucional y otra es la latina o
francesa que plantea la república democrática. Ese proyecto monárquico de la
primera etapa se agota en el año 1820, con la derrota de Rondeau en la batalla
de Cepeda.
Ahora bien, estamos hablando del proceso independentista de
la Argentina, pero hay quien dice que posiblemente la mayor realización de la
masonería a nivel mundial haya sido la independencia de toda América.
Ciertamente. Pero es una lucha que se inicia en Europa, a mi
juicio, con el enfrentamiento entre absolutistas y liberales. Esa es la lucha
central que se da en Europa, con suerte diversa, luego se traslada al imperio
español. Los liberales, liderados por la masonería. Con un concepto de
liberalismo, que no es el que llega a nuestros días, sino de un liberalismo
integrador, socialmente inclusivo. Lo que podríamos llamar un liberalismo
social, que es el que se plantea. Esto se pone en evidencia, por ejemplo, cuando
al revisar lo que proponen tanto la Asamblea del año XIII, el estatuto
constitucional de 1815, de 1817, la constitución del 1819, la de 1826, -que
eran monárquicas, aristocráticas- y la Constitución del 53 que ya es
republicana, encontramos un vaso conductor en las obligaciones que asume el
Estado respecto de la educación para todos, que es un principio liberal muy
importante. Lo que pasa es que en la Argentina el liberalismo se ha terminado
confundiendo con el “liberismo” o fascismo de mercado. Se lo ha despojado de
contenido social, para dejarlo sólo en lo económico, cuando en realidad es una
cuestión integral.
Ya estamos cerca de la época del rosismo. Si bien Rosas no
simpatizaba con las ideas de la masonería, no faltaban los masones entre sus
funcionarios.
Creo que a Rosas hay que encuadrarlo en el marco que surge del
Pacto Federal de 1831. Era gobernador de la provincia de Buenos Aires y nada
más, en un concierto de estados provinciales. Y luchó por la preeminencia del
Estado de Buenos Aires sobre el resto, donde el puerto de Buenos Aires tenía
una importancia superlativa y se cobraba la doble o triple imposición. Por eso
desde el punto de vista del puerto de Buenos Aires la política que llevaron
adelante Rosas y Mitre es prácticamente la misma. Y es más, cuando Mitre se
escinde de la Confederación y forma un estado independiente, muchos oficiales
que habían pertenecido al gobierno de Rosas se pliegan a Mitre para defender
los intereses porteños. Rosas, en cuanto federal, lo que combatió es la masonería
unitaria.
Porque también había masones federales.
Y Rosas estaba rodeado de masones federales. Por ejemplo Roque
Pérez que luego va a ser el primer gran Maestre de la masonería argentina fue
un federal dorreguista, que fue funcionario de Rosas durante ocho años. Es más,
su segundo matrimonio, que es con la hija de Arana, es bendecido por él. Aparte
estaba Pedro de Ángeli, de quien se discute si era masón o era carbonario.
También estaban entre otros Carlos María de Alvear, Manuel Moreno -el hermano
de Mariano-, Tomás Guido que era apostólico y era un ferviente masón.
Estamos ya al borde de la Constitución de 1853…
Donde la mayoría de los constituyentes eran masones. A veces
se pasa por alto que a la Constitución de 1853 no la jura Buenos Aires. Es ahí
cuando se crea la Gran Logia de la Argentina y la tarea que asume Roque Pérez
como primer Gran Maestre es justamente la de unificar el país. Lo primero que
hace es tratar de lograr un acuerdo entre las facciones en pugna. Porque había
enfrentamientos brutales, como se manifiesta por ejemplo en la Batalla de
Cepeda, donde es derrotado Buenos Aires pero Urquiza no se anima a entrar,
porque la sabe poderosa, con lo cual termina siendo una victoria pírrica.
Entonces Roque Pérez organiza un encuentro que se llamó “Tenida de la Unidad
Nacional”, que se realiza el 21 de julio de 1860. Invita a las fiestas julias a
las autoridades de la Confederación y a las autoridades de la Gobernación de
Buenos Aires que se había erigido como una república independiente. En esa tenida
que se celebra en el edificio de la calle San Martín, donde hoy está el Banco
de la Nación Argentina, que fue la primera sede de la Gran Logia. Se les
confiere el grado 33, que es el máximo dentro de la Masonería, a Urquiza,
Mitre, Derqui, Sarmiento y Gelly y Obes, quienes juran unir el país y como
primer gesto en ese sentido, tanto Mitre como Urquiza que eran los jefes de los
sectores enfrentados, se afilian a Confraternidad Argentina N° 2, de manera tal
que en la batalla de Pavón, los dos pertenecían a la misma logia.
Nos vamos acercando a lo que va a ser la Generación del 80’ .
Una generación muy influida por la masonería. Es ahí donde se
termina de constituir el Estado Nación. Porque no podemos hablar de un país
integrado sino hasta la federalización de la Ciudad de Buenos Aires, con la
eliminación de las aduanas interiores, con la unificación de la moneda, con la
unificación del sistema bancario. Hasta entonces estábamos en un estado de
guerra permanente y no se sabía bien qué era lo que se integraba o cómo estaba
integrado el país.
Es una época donde empieza a tomar cauce la
institucionalización de la educación pública.
Y es un tema fundamental. Ese era un viejo proyecto
sarmientino, que él plantea en principio para Chile. En 1845, durante su
exilio, es enviado a Europa y Estados Unidos a estudiar los sistemas
educativos. Regresa enamorado del sistema lancasteriano, porque es una
educación inclusiva y para todos. Particularmente de lo que implementa en
Estados Unidos Horace Mann, que también era masón, y su viuda Mary, que luego
va a colaborar activamente en la experiencia argentina. Pero en ese momento
Sarmiento lo quiere aplicar en Chile, pero no se lo aceptan. Cuando vuelve a la
Argentina, lo trae a la masonería, que asume el proyecto como propio. Se genera
un gran enfrentamiento, entre los partidarios de la educación inclusiva y
universal y los que querían una educación estratificada y clasista: buenos
obreros, buenos empleados, buenos aristócratas. Triunfa el proyecto sarmientino
en medio de una fuerte polémica.
En la masonería se había formado la Logia Docente, que va a
estar presidida por un hombre olvidado por la historia argentina que es Vicente
Fidel López, hijo del autor del Himno Nacional. Paradójicamente olvidado,
porque es uno de nuestros primeros grandes historiadores. Integran la logia
Docente hombres como Leandro N. Alem, Hipólito Yrigoyen, Aristóbulo del Valle,
Carlos Pellegrini y Onésimo Leguizamón, quienes convocan a los mejores
pedagogos del país. Era lo que nosotros denominamos una logia operativa, de
esas que tienen un objetivo específico y una vez que lo cumplen se disuelven.
La logia Docente es la que va a trabajar en el Congreso Pedagógico de 1882, en
un momento donde el Gran Maestre de la Masonería es Sarmiento y lo secunda
Leandro Alem, que es una de las primeras espadas del librepensamiento y el
laicismo en ese Congreso. Finalmente logran la aprobación de la ley 1420, en
una época donde más del 80% de la población argentina era analfabeta. A eso se
le suman las primeras oleadas de inmigrantes, expulsados por la miseria y la
pobreza de la vieja Europa, que son también casi iletrados, y a los que también
hay que integrar. La herramienta fundamental de esa integración va a ser la
educación.
¿Vienen masones en la inmigración?
Por supuesto. Los masones que vienen con la inmigración son
los que forman todas las mutuales de colectividades. Una de las primeras es Unione
y Benevolenza, creada por siete republicanos italianos, garibaldinos, entre
los que destaca Virgilio Bianchi. Las necesidades prioritarias para los masones
que venían con la inmigración, eran la educación para sus hijos y la salud para
sus familias. Entonces cuando vienen arman las logias. En la parte de adelante
de sus locales van a estar las bibliotecas, donde contratan a maestras para la
asistencia escolar y en la parte de atrás arman la mutual, donde empiezan a
hacer los aportes solidarios y atienden a los que se enferman. La unión de las
mutuales de los barrios es lo que va a dar origen a los hospitales de las
colectividades. Es el caso, entre otros, del Hospital Británico y el Hospital
Italiano, donde aún hoy puede verse a la estatua de Giuseppe Mazzini en la
entrada.
Allí aparece otra característica de la masonería que es el
compromiso con la salud pública.
Una muestra de eso es que si uno hace una revisión de los
nombres de los hospitales públicos de Buenos Aires, la mayoría llevan el nombre
de médicos masones. Carlos Durand, por ejemplo, pertenecía a la Logia Sol de
Mayo, a la que pertenecía el ex Gran Maestre Ángel Clavero que me precedió en
el cargo. Cuando Durand muere, su fortuna se destina a fundar ese hospital
destinado a personas sin recursos.
La masonería también aparece en los comienzos del siglo XX
muy presente en la formación de distintos partidos políticos.
Los hombres de la masonería son los que van a formar los
partidos laicistas. En principio la Unión Cívica nacional, que es la escisión
de la Unión Cívica originaria, que fue creada por dos ex grandes maestres que
son Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre. Ese partido luego se divide en la Unión
Cívica Nacional que va a tener una duración efímera hasta el año 1914 y la
Unión Cívica Radical. Luego vendrá el Partido Socialista, donde entre otros
aparece Alfredo Palacios, que introduce el derecho del trabajo en la Argentina.
De allí también surge otro hombre de la masonería, Manuel Ugarte, un verdadero
visionario. Precursor del socialismo nacional, que retoma las ideas de San
Martín y Bolívar de la unidad latinoamericana, termina expulsado del Partido
Socialista por su enfrentamiento con la conducción. También se forma otro
partido que es el Demócrata Progresista, cuya figura consular fue otro masón,
Lisandro de la Torre. Estos partidos laicos son los que llevaron a la sociedad
las ideas políticas y sociales de la masonería.
En uno de los últimos libros de Enrique Pavón Pereyra,
plantea que por los intereses y tendencias de Perón no sería extraño que se
hubiera iniciado en la masonería, posiblemente en Chile, durante su
estadía en 1937.
Emilio Corbiere en uno de sus libros señala el hallazgo de un
diploma del grado de Maestro que habría pertenecido a Perón, en la residencia
de Gaspar Campos. Más allá de dónde se inició, al parecer fue regularizado en
España. Nosotros acá no tenemos ningún dato. Lo concreto es que Perón tuvo muy
buena relación con la masonería en sus tres gobiernos.
Para ir terminando la entrevista, me gustaría que hiciera
un balance acerca del presente de la masonería argentina y su proyección a
futuro.
A partir de la recuperación definitiva de la democracia
argentina en 1983, se inicia una nueva etapa para el país y en consecuencia,
también para la masonería argentina. Así es que progresivamente dejamos de ser
secretos y pasamos a ser discretos. Con una participación creciente en la
opinión pública. Pero es especialmente a partir del trabajo que realizamos
junto al Gran Maestre que me antecedió en el cargo, Ángel Clavero que la
institución comienza a cobrar una visibilidad cada vez mayor. Bajo su
conducción y por la impronta de apertura que le imprime, la masonería argentina
comienza a experimentar una clara expansión, al punto de que hoy volvimos a
tener presencia en todas las provincias argentinas.
Otro avance fundamental que se da en ese período tiene que ver
con la creación de las Cátedras de Librepensamiento en distintas universidades
del país, que son una herramienta importante para acercar y hacer conocer la
organización masónica a los jóvenes y futuros profesionales.
De cara al futuro, estamos convencidos de que la masonería
argentina tiene mucho para aportar al país, tanto en la continuidad de nuestro
compromiso histórico con las políticas públicas de inclusión social,
especialmente en lo que respecta al derecho, a la educación y la salud, pero
sin acotarnos a esos ámbitos de la vida nacional. Porque la masonería es
fundamentalmente un espacio republicano, laico, plural, generador de
iniciativas orientadas al bien común, expresadas en la creación de
organizaciones sociales y en la formulación de políticas públicas, con toda una
historia en la construcción de los imprescindibles consensos nacionales.
==============================================================
San Martín y Belgrano
San Martín es justamente un hombre sobre el cual se dio
históricamente cierta polémica respecto de su pertenencia a la masonería.
Más que polémica, lo que hubo en realidad fue una larga
controversia acerca de si era o no era masón, lo que en realidad es un tema
secundario. Lo importante es que él defendía todos los principios sustentados
por la masonería y si no hubiera pertenecido a la organización masónica, no
hubiera podido llevar adelante toda la etapa independentista liberando tres
países de la manera que lo hizo.
Usted nombró a otro de los grandes próceres argentinos que
es Manuel Belgrano, recientemente en alguna publicación se utilizaron las
opiniones de un historiador para ensayar un cierto cuestionamiento a su
figura...
Belgrano es una figura incuestionable, es un patriota en
serio, un verdadero ejemplo de conducta. Pertenecía a una de las familias más
ricas de Buenos Aires, y siendo uno de los grandes intelectuales de la Primera
Junta, se calza el uniforme de militar y va a pelear como cualquier otro. Y al
frente de las tropas cumple una función realmente extraordinaria en el norte
argentino. Porque independientemente de que no era un militar por formación y
carrera, en él confluyen una inteligencia, un compromiso y una valentía fuera
de lo común. Cuando lo ponen al mando del poderoso Ejército del Norte que viene
del altiplano, lleva adelante una campaña no exenta de contratiempos, pero de
todas maneras, digna de estudio. Es allí que Belgrano concreta el plan de bajar
hasta Córdoba y crear un eje Córdoba-Santa Fe-Montevideo, para converger sobre
Buenos Aires. No deja de ser notable que al día de hoy, si uno va al norte del
país, se encuentra con que lo consideran a Belgrano como Padre de la Patria,
prácticamente en un pie de igualdad con San Martín. Y decimos que es un
ejemplo, entre otras cosas porque es un hombre que se inicia rico en la
política y termina su vida pobre. No porque la pobreza sea una virtud, sino
porque esto demuestra que lo dio todo por la libertad de su pueblo y su Patria.
==============================================================
Religión y masonería
Hay un libro de Lucía Gálvez que se llama “¿Como dios
manda?” , donde muestra cómo en realidad durante todo este proceso que
atraviesa el siglo XIX, no había una división tajante entre la religiosidad y
la masonería.
Para nada. Lo que pasa es que en ese momento el enfrentamiento
es político entre la Iglesia y la masonería. Porque la Iglesia oficial, la que
respondía a los lineamientos de Roma, apoyó a los sectores absolutistas,
dogmáticos, a favor de los intereses del Imperio español en América. Y la
masonería apoyó decididamente al otro sector, al partido de la independencia.
Pero no era toda la iglesia la que estaba con la Corona española, porque el
clero criollo que se había escindido y no respondía a la autoridad del Vaticano
en esta cuestión política. Y no sólo fue parte activa en el movimiento
independentista, sino que muchos de ellos directamente se incorporan a la
masonería. Ha habido muchos sacerdotes masones. Por ejemplo, el español José
Antonio Ferrer Bellimelli, que es un sacerdote jesuita estudioso de la masonería,
de la universidad de Zaragoza, computó hasta fines del siglo XIX, 5000
sacerdotes católicos que pertenecieron a la masonería. Nada menos.
==============================================================
Dictaduras y masonería
¿Cómo fue durante el siglo XX la relación de la masonería
con las dictaduras?
Muy mala, esa fue una de las causas de la que particularmente
en nuestro país nos hemos retraído tanto en los templos. Durante las dictaduras
nos persiguieron. Por qué, porque la dictadura está en contra de la nuestra
misma esencia, la libertad de pensamiento, la libertad de culto, lucha contra
todo tipo de discriminación, lucha contra todo tipo de dogmatismos está en
contra, precisamente de nuestros ideales.
Y eso lo pone en la vereda de enfrente, justamente de todas
las dictaduras sea de cualquier signo que sean.
El stalinismo nos persiguió a muerte. El franquismo también,
Franco tenía prácticamente una obsesión con la masonería. El fascismo y el
nazismo ni qué hablar. En la Alemania nazi, los campos de concentración también
eran el destino obligado para los masones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario