jueves, 5 de marzo de 2015

Entrevista a Nicolás Breglia, Gran Maestre de la masonería argentina.
“TENEMOS MUCHO PARA APORTAR AL PAÍS”*
por Juan Escobar
fotos de Leonardo Marino 
La masonería, sobre cuyos orígenes se tejieron miles de hipótesis, es una institución que ha tenido un papel fundamental en la configuración de la modernidad occidental. Contribuyendo a establecer el mandato aún vigente de la democracia moderna, que se sintetiza en las tres banderas de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Miles, y más que miles, fueron también los libros que se han escrito sobre sus misterios. Pero lo concreto son los hechos. Infinidad de personalidades, de todos los ámbitos, de una gran diversidad de ideologías, incluso muchas veces enfrentadas, han formado parte de sus filas.
La organización masónica, presente en el Río de la Plata desde hace más de dos siglos, constituyó un factor político determinante desde muy temprano en el devenir patrio.
El edificio principal de la Masonería Argentina exhibe marcas de la Historia desde sus puertas. Es que la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones tiene una presencia indeleble -aunque siempre discreta- en la Historia Argentina. Muchos de los hombres que hicieron la historia del país recalaron en esas costas, al punto que se la pueda considerar una especie de “Club de los Próceres Argentinos”.
Debate se acercó hasta su sede central, para dialogar con Nicolás Breglia, actual Gran Maestre de la masonería argentina con la idea de repasar algunos de los momentos clave de esa trayectoria. Si algo se pone en evidencia a poco de hablar con él, es justamente su pasión por la Historia.

Alguien que hojeara ese diccionario de biografías que es “La masonería argentina a través de sus hombres” de Alcibíades Lappas, casi una referencia obligada en la cuestión, podría llegar a la conclusión de que es un libro que está lleno de calles...
Y tan es así, que en la época de Onganía, el dictador quiso eliminar de las calles de Buenos Aires a los que eran masones. Entonces le preguntaron si quería que la ciudad fuera como La Plata, para proceder a numerar las calles, porque los masones eran una mayoría abrumadora.
El actual es un momento particular de la historia argentina ya que nos encontramos entre dos bicentenarios, el de la Revolución de Mayo y el de la Independencia, una etapa donde la masonería ha tenido una actividad muy importante.
Es una etapa fundacional del país donde la masonería asumió un papel preponderante. En la Revolución de Mayo de 1810, la que actúa es la Logia Independencia. Estaba presidida por Julián Álvarez, que es uno de los grandes patriotas argentinos olvidados. Se lo conoce mucho más en el Uruguay -donde llegó a ser presidente del Supremo Tribunal de Justicia- que acá en Buenos Aires, a pesar del protagonismo que tuvo en esta etapa. Y estamos hablando de una revolución donde se destituye nada menos que a un Virrey. Sin embargo todavía hay quienes plantean sus dudas respecto de su carácter revolucionario.
¿Cómo se forma la logia Independencia?
Aparece una Logia Independencia a fines del siglo XVIII, 1795 aproximadamente. Era una logia que llamaban de los franceses y es a la que se incorporan Belgrano y Castelli. Comienzan a trabajar en esa logia, después tienen alguna participación contra las invasiones inglesas. También aparece otra Logia en el año 1804 que es la de “San Juan de Jerusalén para la felicidad de esta parte de América”  que va a trabajar en el mismo sentido y se va a disolver en el año 1810.
Una vez depuesto el virrey, cuando el partido de los españoles quiere recuperar el poder y nombran una junta el 24 de mayo con el mismo virrey a la cabeza, se reúnen los miembros de la Logia Independencia y los obligan a renunciar, prácticamente a punta de pistola. Es así que el desarrollo del 25 de mayo no es precisamente lo que podríamos llamar pacífico. Hubo movimiento de tropas en la calle, donde el cuerpo de Patricios, que eran veteranos de las invasiones inglesas, es el que tiene mayor poder de fuego.  Y es con ese respaldo que se  logra imponer nuestra Primera Junta de gobierno. En esta junta son todos masones con excepción de Azcuénaga.
La cara visible de la revolución ante la sociedad era lo que se llamaba la Sociedad de los Siete, integrada por Saavedra, Belgrano, Castelli, Pueyrredón, Moreno, Vieytes y Nicolás Rodríguez Peña. Ellos llevaban adelante los lineamientos políticos que se establecían en la logia Independencia, que actuaba en secreto. La presencia de la masonería va a seguir siendo determinante en lo sucesivo, ya que tanto en el Primero como en el Segundo Triunvirato todos sus integrantes son masones. La asamblea del año XIII prácticamente está dirigida y conducida en su totalidad por hombres de la masonería.
Ya estamos hablando aquí de la Logia Lautaro.
La logia Lautaro es la que empieza a tomar un papel preponderante a partir de 1812, pero la base sobre la que se despliega es la Logia Independencia que impulsó y encabezaba Julián Álvarez.
Ahora, lo que resulta interesante de la Logia Lautaro es que se organiza en cinco grados o niveles. En los tres primeros grados cuyos integrantes son los soldados, está presidida por Julián Álvarez. Después está el grado 4 que son los que ocupan cargos en la administración pública y el grado 5 que son los jefes revolucionarios. En ese grado 5 están Carlos María de Alvear, San Martín, Zapiola, Chilavert, los que tenían la responsabilidad de conducir el proceso.
Volviendo a la Asamblea del año XIII, es un momento donde la logia Lautaro cobra mayor protagonismo.
La logia Lautaro que se forma en el año 1812 es la que empieza a presionar para declarar la independencia en 1813. En la Asamblea del año XIII, si bien no se llega a declarar la independencia ni a sancionar una Constitución, que eran sus objetivos centrales, se aprueban toda una serie de derechos y de principios que propone la masonería. De manera que se trata claramente de un primer avance donde ya empieza a manifestar todo un ideario de sociedad, basado en los principios de la masonería.
Hay una gran incertidumbre en ese momento que lleva a que no se decidan definitivamente por la independencia y creo que se relaciona con la Constitución de Cádiz de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”, que es la primera constitución sancionada en España. Es que se trata de una constitución liberal, una de las más liberales de su tiempo, donde el monarca ya no tiene el poder absoluto, sino que hay un poder parlamentario. Por otra parte esa constitución hace extensivo el carácter de ciudadanos a todos los miembros del imperio, incorporando también a los nacidos en tierras americanas. Además permite nombrar representantes de los virreinatos. Significó un avance democrático impensable para la época, que estuvo a punto de salvar la integridad del imperio.
Sin embargo el proceso independentista continúa su curso.
Porque esa constitución no dura más de dos años, hasta que vuelve al trono Fernando VII y la deroga. Ahí entonces, no quedan dudas del camino a seguir, que va a llevar a la declaración de la Independencia en 1816, donde también tiene la masonería una participación muy importante como una continuidad del trabajo realizado por la logia Lautaro. Tanto el presidente del congreso, Francisco Narciso de Laprida, como sus dos secretarios, Serrano y Juan José Paso pertenecen a la masonería.
De todas maneras, todavía nos encontramos en un momento de la historia donde el proyecto de gobierno es de una monarquía constitucional, que es el que dominó esa primera etapa de la Argentina. Incluso hay que tener en cuenta que los colores celeste y blanco son los colores dentro de la masonería, de la monarquía constitucional. Porque la masonería tiene dos vertientes, una es la sajona que plantea la monarquía constitucional y otra es la latina o francesa que plantea la república democrática. Ese proyecto monárquico de la primera etapa se agota en el año 1820, con la derrota de Rondeau en la batalla de Cepeda.
Ahora bien, estamos hablando del proceso independentista de la Argentina, pero hay quien dice que posiblemente la mayor realización de la masonería a nivel mundial haya sido la independencia de toda América.
Ciertamente. Pero es una lucha que se inicia en Europa, a mi juicio, con el enfrentamiento entre absolutistas y liberales. Esa es la lucha central que se da en Europa, con suerte diversa, luego se traslada al imperio español. Los liberales, liderados por la masonería. Con un concepto de liberalismo, que no es el que llega a nuestros días, sino de un liberalismo integrador, socialmente inclusivo. Lo que podríamos llamar un liberalismo social, que es el que se plantea. Esto se pone en evidencia, por ejemplo, cuando al revisar lo que proponen tanto la Asamblea del año XIII, el estatuto constitucional de 1815, de 1817, la constitución del 1819, la de 1826, -que eran monárquicas, aristocráticas- y la Constitución del 53 que ya es republicana, encontramos un vaso conductor en las obligaciones que asume el Estado respecto de la educación para todos, que es un principio liberal muy importante. Lo que pasa es que en la Argentina el liberalismo se ha terminado confundiendo con el “liberismo” o fascismo de mercado. Se lo ha despojado de contenido social, para dejarlo sólo en lo económico, cuando en realidad es una cuestión integral.
Ya estamos cerca de la época del rosismo. Si bien Rosas no simpatizaba con las ideas de la masonería, no faltaban los masones entre sus funcionarios.
Creo que a Rosas hay que encuadrarlo en el marco que surge del Pacto Federal de 1831. Era gobernador de la provincia de Buenos Aires y nada más, en un concierto de estados provinciales. Y luchó por la preeminencia del Estado de Buenos Aires sobre el resto, donde el puerto de Buenos Aires tenía una importancia superlativa y se cobraba la doble o triple imposición. Por eso desde el punto de vista del puerto de Buenos Aires la política que llevaron adelante Rosas y Mitre es prácticamente la misma. Y es más, cuando Mitre se escinde de la Confederación y forma un estado independiente, muchos oficiales que habían pertenecido al gobierno de Rosas se pliegan a Mitre para defender los intereses porteños. Rosas, en cuanto federal, lo que combatió es la masonería unitaria.
Porque también había masones federales.
Y Rosas estaba rodeado de masones federales. Por ejemplo Roque Pérez que luego va a ser el primer gran Maestre de la masonería argentina fue un federal dorreguista, que fue funcionario de Rosas durante ocho años. Es más, su segundo matrimonio, que es con la hija de Arana, es bendecido por él. Aparte estaba Pedro de Ángeli, de quien se discute si era masón o era carbonario. También estaban entre otros Carlos María de Alvear, Manuel Moreno -el hermano de Mariano-, Tomás Guido que era apostólico y era un ferviente masón.
Estamos ya al borde de la Constitución de 1853…
Donde la mayoría de los constituyentes eran masones. A veces se pasa por alto que a la Constitución de 1853 no la jura Buenos Aires. Es ahí cuando se crea la Gran Logia de la Argentina y la tarea que asume Roque Pérez como primer Gran Maestre es justamente la de unificar el país. Lo primero que hace es tratar de lograr un acuerdo entre las facciones en pugna. Porque había enfrentamientos brutales, como se manifiesta por ejemplo en la Batalla de Cepeda, donde es derrotado Buenos Aires pero Urquiza no se anima a entrar, porque la sabe poderosa, con lo cual termina siendo una victoria pírrica. Entonces Roque Pérez organiza un encuentro que se llamó “Tenida de la Unidad Nacional”, que se realiza el 21 de julio de 1860. Invita a las fiestas julias a las autoridades de la Confederación y a las autoridades de la Gobernación de Buenos Aires que se había erigido como una república independiente. En esa tenida que se celebra en el edificio de la calle San Martín, donde hoy está el Banco de la Nación Argentina, que fue la primera sede de la Gran Logia. Se les confiere el grado 33, que es el máximo dentro de la Masonería, a Urquiza, Mitre, Derqui, Sarmiento y Gelly y Obes, quienes juran unir el país y como primer gesto en ese sentido, tanto Mitre como Urquiza que eran los jefes de los sectores enfrentados, se afilian a Confraternidad Argentina N° 2, de manera tal que en la batalla de Pavón, los dos pertenecían a la misma logia.
Nos vamos acercando a lo que va a ser la Generación del 80’.
Una generación muy influida por la masonería. Es ahí donde se termina de constituir el Estado Nación. Porque no podemos hablar de un país integrado sino hasta la federalización de la Ciudad de Buenos Aires, con la eliminación de las aduanas interiores, con la unificación de la moneda, con la unificación del sistema bancario. Hasta entonces estábamos en un estado de guerra permanente y no se sabía bien qué era lo que se integraba o cómo estaba integrado el país.
Es una época donde empieza a tomar cauce la institucionalización de la educación pública.
Y es un tema fundamental. Ese era un viejo proyecto sarmientino, que él plantea en principio para Chile. En 1845, durante su exilio, es enviado a Europa y Estados Unidos a estudiar los sistemas educativos. Regresa enamorado del sistema lancasteriano, porque es una educación inclusiva y para todos. Particularmente de lo que implementa en Estados Unidos Horace Mann, que también era masón, y su viuda Mary, que luego va a colaborar activamente en la experiencia argentina. Pero en ese momento Sarmiento lo quiere aplicar en Chile, pero no se lo aceptan. Cuando vuelve a la Argentina, lo trae a la masonería, que asume el proyecto como propio. Se genera un gran enfrentamiento, entre los partidarios de la educación inclusiva y universal y los que querían una educación estratificada y clasista: buenos obreros, buenos empleados, buenos aristócratas. Triunfa el proyecto sarmientino en medio de una fuerte polémica.
En la masonería se había formado la Logia Docente, que va a estar presidida por un hombre olvidado por la historia argentina que es Vicente Fidel López, hijo del autor del Himno Nacional. Paradójicamente olvidado, porque es uno de nuestros primeros grandes historiadores. Integran la logia Docente hombres como Leandro N. Alem, Hipólito Yrigoyen, Aristóbulo del Valle, Carlos Pellegrini y Onésimo Leguizamón, quienes convocan a los mejores pedagogos del país. Era lo que nosotros denominamos una logia operativa, de esas que tienen un objetivo específico y una vez que lo cumplen se disuelven. La logia Docente es la que va a trabajar en el Congreso Pedagógico de 1882, en un momento donde el Gran Maestre de la Masonería es Sarmiento y lo secunda Leandro Alem, que es una de las primeras espadas del librepensamiento y el laicismo en ese Congreso. Finalmente logran la aprobación de la ley 1420, en una época donde más del 80% de la población argentina era analfabeta. A eso se le suman las primeras oleadas de inmigrantes, expulsados por la miseria y la pobreza de la vieja Europa, que son también casi iletrados, y a los que también hay que integrar. La herramienta fundamental de esa integración va a ser la educación.
¿Vienen masones en la inmigración?
Por supuesto. Los masones que vienen con la inmigración son los que forman todas las mutuales de colectividades. Una de las primeras es Unione y Benevolenza, creada por siete republicanos italianos, garibaldinos, entre los que destaca Virgilio Bianchi. Las necesidades prioritarias para los masones que venían con la inmigración, eran la educación para sus hijos y la salud para sus familias. Entonces cuando vienen arman las logias. En la parte de adelante de sus locales van a estar las bibliotecas, donde contratan a maestras para la asistencia escolar y en la parte de atrás arman la mutual, donde empiezan a hacer los aportes solidarios y atienden a los que se enferman. La unión de las mutuales de los barrios es lo que va a dar origen a los hospitales de las colectividades. Es el caso, entre otros, del Hospital Británico y el Hospital Italiano, donde aún hoy puede verse a la estatua de Giuseppe Mazzini en la entrada.
Allí aparece otra característica de la masonería que es el compromiso con la salud pública.
Una muestra de eso es que si uno hace una revisión de los nombres de los hospitales públicos de Buenos Aires, la mayoría llevan el nombre de médicos masones. Carlos Durand, por ejemplo, pertenecía a la Logia Sol de Mayo, a la que pertenecía el ex Gran Maestre Ángel Clavero que me precedió en el cargo. Cuando Durand muere, su fortuna se destina a fundar ese hospital destinado a personas sin recursos.
La masonería también aparece en los comienzos del siglo XX muy presente en la formación de distintos partidos políticos.
Los hombres de la masonería son los que van a formar los partidos laicistas. En principio la Unión Cívica nacional, que es la escisión de la Unión Cívica originaria, que fue creada por dos ex grandes maestres que son Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre. Ese partido luego se divide en la Unión Cívica Nacional que va a tener una duración efímera hasta el año 1914 y la Unión Cívica Radical. Luego vendrá el Partido Socialista, donde entre otros aparece Alfredo Palacios, que introduce el derecho del trabajo en la Argentina. De allí también surge otro hombre de la masonería, Manuel Ugarte, un verdadero visionario. Precursor del socialismo nacional, que retoma las ideas de San Martín y Bolívar de la unidad latinoamericana, termina expulsado del Partido Socialista por su enfrentamiento con la conducción. También se forma otro partido que es el Demócrata Progresista, cuya figura consular fue otro masón, Lisandro de la Torre. Estos partidos laicos son los que llevaron a la sociedad las ideas políticas y sociales de la masonería.
En uno de los últimos libros de Enrique Pavón Pereyra, plantea que por los intereses y tendencias de Perón no sería extraño que se hubiera iniciado en la masonería,  posiblemente en Chile, durante su estadía en 1937.
Emilio Corbiere en uno de sus libros señala el hallazgo de un diploma del grado de Maestro que habría pertenecido a Perón, en la residencia de Gaspar Campos. Más allá de dónde se inició, al parecer fue regularizado en España. Nosotros acá no tenemos ningún dato. Lo concreto es que Perón tuvo muy buena relación con la masonería en sus tres gobiernos.
Para ir terminando la entrevista, me gustaría que hiciera un balance acerca del presente de la masonería argentina y su proyección a futuro.
A partir de la recuperación definitiva de la democracia argentina en 1983, se inicia una nueva etapa para el país y en consecuencia, también para la masonería argentina. Así es que progresivamente dejamos de ser secretos y pasamos a ser discretos. Con una participación creciente en la opinión pública. Pero es especialmente a partir del trabajo que realizamos junto al Gran Maestre que me antecedió en el cargo, Ángel Clavero que la institución comienza a cobrar una visibilidad cada vez mayor. Bajo su conducción y por la impronta de apertura que le imprime, la masonería argentina comienza a experimentar una clara expansión, al punto de que hoy volvimos a tener presencia en todas las provincias argentinas.
Otro avance fundamental que se da en ese período tiene que ver con la creación de las Cátedras de Librepensamiento en distintas universidades del país, que son una herramienta importante para acercar y hacer conocer la organización masónica a los jóvenes y futuros profesionales.
De cara al futuro, estamos convencidos de que la masonería argentina tiene mucho para aportar al país, tanto en la continuidad de nuestro compromiso histórico con las políticas públicas de inclusión social, especialmente en lo que respecta al derecho, a la educación y la salud, pero sin acotarnos a esos ámbitos de la vida nacional. Porque la masonería es fundamentalmente un espacio republicano, laico, plural, generador de iniciativas orientadas al bien común, expresadas en la creación de organizaciones sociales y en la formulación de políticas públicas, con toda una historia en la construcción de los imprescindibles consensos nacionales.

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San Martín y Belgrano
San Martín es justamente un hombre sobre el cual se dio históricamente cierta polémica respecto de su pertenencia a la masonería.
Más que polémica, lo que hubo en realidad fue una larga controversia acerca de si era o no era masón, lo que en realidad es un tema secundario. Lo importante es que él defendía todos los principios sustentados por la masonería y si no hubiera pertenecido a la organización masónica, no hubiera podido llevar adelante toda la etapa independentista liberando tres países de la manera que lo hizo.
Usted nombró a otro de los grandes próceres argentinos que es Manuel Belgrano, recientemente en alguna publicación se utilizaron las opiniones de un historiador para ensayar un cierto cuestionamiento a su figura...
Belgrano es una figura incuestionable, es un patriota en serio, un verdadero ejemplo de conducta. Pertenecía a una de las familias más ricas de Buenos Aires, y siendo uno de los grandes intelectuales de la Primera Junta, se calza el uniforme de militar y va a pelear como cualquier otro. Y al frente de las tropas cumple una función realmente extraordinaria en el norte argentino. Porque independientemente de que no era un militar por formación y carrera, en él confluyen una inteligencia, un compromiso y una valentía fuera de lo común. Cuando lo ponen al mando del poderoso Ejército del Norte que viene del altiplano, lleva adelante una campaña no exenta de contratiempos, pero de todas maneras, digna de estudio. Es allí que Belgrano concreta el plan de bajar hasta Córdoba y crear un eje Córdoba-Santa Fe-Montevideo, para converger sobre Buenos Aires. No deja de ser notable que al día de hoy, si uno va al norte del país, se encuentra con que lo consideran a Belgrano como Padre de la Patria, prácticamente en un pie de igualdad con San Martín. Y decimos que es un ejemplo, entre otras cosas porque es un hombre que se inicia rico en la política y termina su vida pobre. No porque la pobreza sea una virtud, sino porque esto demuestra que lo dio todo por la libertad de su pueblo y su Patria.

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Religión y masonería
Hay un libro de Lucía Gálvez que se llama “¿Como dios manda?” , donde muestra cómo en realidad durante todo este proceso que atraviesa el siglo XIX, no había una división tajante entre la religiosidad y la masonería.
Para nada. Lo que pasa es que en ese momento el enfrentamiento es político entre la Iglesia y la masonería. Porque la Iglesia oficial, la que respondía a los lineamientos de Roma, apoyó a los sectores absolutistas, dogmáticos, a favor de los intereses del Imperio español en América. Y la masonería apoyó decididamente al otro sector, al partido de la independencia. Pero no era toda la iglesia la que estaba con la Corona española, porque el clero criollo que se había escindido y no respondía a la autoridad del Vaticano en esta cuestión política. Y no sólo fue parte activa en el movimiento independentista, sino que muchos de ellos directamente se incorporan a la masonería. Ha habido muchos sacerdotes masones. Por ejemplo, el español José Antonio Ferrer Bellimelli, que es un sacerdote jesuita estudioso de la masonería, de la universidad de Zaragoza, computó hasta fines del siglo XIX, 5000 sacerdotes católicos que pertenecieron a la masonería. Nada menos.

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Dictaduras y masonería
¿Cómo fue durante el siglo XX la relación de la masonería con las dictaduras?
Muy mala, esa fue una de las causas de la que particularmente en nuestro país nos hemos retraído tanto en los templos. Durante las dictaduras nos persiguieron. Por qué, porque la dictadura está en contra de la nuestra misma esencia, la libertad de pensamiento, la libertad de culto, lucha contra todo tipo de discriminación, lucha contra todo tipo de dogmatismos está en contra, precisamente de nuestros ideales.
Y eso lo pone en la vereda de enfrente, justamente de todas las dictaduras sea de cualquier signo que sean.
El stalinismo nos persiguió a muerte. El franquismo también, Franco tenía prácticamente una obsesión con la masonería. El fascismo y el nazismo ni qué hablar. En la Alemania nazi, los campos de concentración también eran el destino obligado para los masones.



*Revista Debate, Diciembre de 2014